El Piano

miércoles, 2 de septiembre de 2009

CARMEN


No nos abrigó el mismo vientre ni fueron los mismos brazos los que nos mecieron al compás de viejas nanas, nuestros curiosos ojos descubrieron, al abrirse, miradas diferentes pero pasamos por la niñez con el sabor de las milhojas, correteamos juntas tras coloridas pelotas y saltamos a la comba, jugamos al truque con adoquines encontrados por las aceras y nos educó el mismo colegio. El largo camino que nos devolvía desde sus puertas a casa consiguió unirnos, crecimos juntas llenas de alegría y cargadas de esperanza.
Aprendimos a bailar el rock-and-roll, a palpitar ante la mirada de los chicos y llorando con las canciones de Adamo soñamos con el primer amor.
Cupido nos observaba y solícito acudió a nosotras disparando sus saetas. Nuestros noviazgos fueron cortos y con escasos días de diferencia puso sencillos anillos en nuestros dedos.
Las playas y ciudades de Mallorca las recorrimos juntas, fue una bonita luna de miel cargada de comidas, bailes, baños y risas.
Cuando la vida nos dio hijos maravillosos, sus juegos y travesuras, en común, terminó de estrechar nuestros brazos.
No tuve una hermana que llevara mis apellidos, nunca la eche de menos, tu ocupaste su lugar, y cosas que ocurren, físicamente nos parecemos, nadie duda que lo seamos y esto... a mi me encanta.
Cuando cierro los ojos y miro hacia dentro, allí, en el hueco donde se cobijan mis padres, hijos, nietos y hermanos, estas tú. Os veo a todos juntos en un infinito y eterno abrazo. La fuerte esperanza de estar siempre a tu lado envuelve los tiernos recuerdos grabados en mi corazón.
Ni tú ni yo sabemos medir cuanto nos queremos per0...¡¡ es tanto !!
Después de que esta vida se nos acabe y solo seamos un maravilloso recuerdo para nuestros hijos, después, aún después, te seguiré queriendo.

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