
Aprisionada en el pecho de Marina vivía una época de inquietudes y desasosiegos. Como un acogedor útero su pecho me protegía, con celo, alimentándome de esperanza. Me hacía crecer cada vez que, esquivando hediondos uniformes grises, escrbía, con letras muy grandes, mi nombre por las callejuelas y esquinas, o cuando con grandes brochazos tapaba insidiosos carteles de PROHIBIDO y en secreto de sus labios se escapaban letras proh
ibidas de prohibidas canciones.

Un esperanzado mundo con libertad fluía de sus ojos cuando, desde mi calabozo, yo la hacia sentir viva y ella entonces transformaba mi desesperanza en lucha, abriendo nubes de futuro ante mí.
Frágil y quebradiza crecía, impetuosa, dentro de ella esperando mi nacimiento.
Muchos años duró mi gestación, cientos de pechos y voces gritando mi nombre me dieron vida y aunque no nací con un pan debajo del brazo, si que traje, a este mundo, un tatuaje grabado en mi piel, donde se podía leer: PROHIBIDO PROHIBIR.
Firmado:
LA LIBERTAD
No hay comentarios:
Publicar un comentario