El Piano

sábado, 17 de abril de 2010

HERNAN


Me llamo Hernan y soy enano.
Mi "petite- ssuisse" me dice ella, y no es que sea pequeño de estatura que mido 1,8o, pero hay cierto miembro de mi anatomía que no se alcanza a ver. Pero está; yo lo sé y ella también: no en vano lo llama "mi tesoro" y es cierto, como un deseado tesoro, duerme almohadillado entre los pliegues que la naturaleza caprichosa colocó en mi bajo vientre.
A veces también me llama "Aladino", porque la cueva donde duerme mi pequeño duendecillo solo la abre ella cuando, en los momentos de pasión, pronuncia las palabras mágicas.
-¡¡ abreté sésamo"
Y como un esclavo obediente, sale y se estira y estira hasta hacerse proporcionado a mi cuerpo, y es en ese instante, tan esperado, que con voz golosa y cara embobada, le oigo susurrar en mi oído
-ahora si ... ¡¡Tarzán!!
Y yo, la verdad, con tanto, cuento me siento un personaje de cómic de esos tan poderosos.
No se, pero sale de mí una fuerza que me hace creer que soy Superman, y empiezo a trepar por ella y la envuelvo en mi telaraña, porque ahora si que soy Spiderman: y en ese arrebato de ardor escucho a mi duendecillo:
- ¡¡ llámala Alicia, llámala Alicia !!
y es que mi duendecillo y yo, en ese momento, estamos viajando hacia el país de las maravillas.

miércoles, 7 de abril de 2010

SEMANA SANTA



Un clavel rojo, una lágrima resbalando por mi mejilla y una sonrisa fue lo primero que Dolores vio al abrir los ojos en la pequeña habitación del hospital.
Atocha, enero de 1977, época de transición, un despacho de abogados laboralistas es atropellado a punta de pistola. Abatidos y ensangrentados la muerte vino a buscarlos, entre ellos a su marido, y ella, allí, enmudecida por las heridas y empequeñecida por el estupor, dejaba pasear por su mente la pesadilla.
La respuesta popular fue unánime, cientos de miles de personas testimoniamos por las calles nuestro horror, y esa primera manifestación multitudinaria, después de la dictadura, nos llevó a todos a celebrar con gritos de libertad un sabado que como este era un sábado santo, sábado de resurrección, sábado rojo.
Se había oficializado la legalización de uno de los grandes partidos que más había luchado por las libertades y con ello comenzaba a caminar la democracia, la ilusión y la esperanza.
Hoy, semana santa, los católicos reviven la pasión y el sacrificio de Jesús por ayudar a los hombres, 33 años dicen que tenía cuando murió y 33 años el día que resucitó.
Semana santa, días de recogimiento y meditación, de procesiones y viacrucis, de vacaciones para unos y recuerdos para otros, el olor de las torrijas y el potaje me arrastra 33 años en el tiempo y revivo aquel sábado rojo, en que la pena por el sacrificio de aquellos abogados, sólo consiguió que enarbolara con más brío mi bandera y que mi voz traspasase con más fuerza el viento, porque aquel día, un sábado santo de hace 33 años, la palabra legalización se escribió en las nubes, y yo que no soy católica " por la gracia de Dios" llevo en el corazón mi propia semana santa, donde de lunes a viernes lloro la muerte de aquellos hombres y de sábado a domingo celebro la resurrección de algo esperado por todos... la "LIBERTAD "

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