No se cuando ni donde apareció mi primer ancestro, porque soy incapaz de teclear el ordenador para averiguarlo, pero debió de ser hace mucho tiempo, quizás naciera antes que el fuego, claro que en aquel entonces seria bastante rudimentaria.
Mi familia es grande y muy variada, somos de todos los colores y materiales que os podáis imaginar y entre nosotras las hay feas, feísimasy otras como yo que somos bonitas, bonitas, y es que soy de metal, toda pintadita de negro y con unos brillantitos que me hacen lucir muy bien.
Abrazar las melenas es para mi estar en el paraíso y alli, cómodamente, paso la mayor parte del tiempo; pero un día, sin saber por qué, empecé a notar cosquillas, mis brillantes comenzaron a bailotear de inquietud y entonces los vi.. unos puntitos negros danzaban nerviosamente a mi alrededor y unas uñas salvajes los atacaban con furia.
¿Miedo?... terror es lo que sentí¡¡Que me caigo!! pero nadie me sabia oir y menos entenderme y .. ¡Zas¡ a la sopa; adiós brillantitos, me quede sin luz; apagada y triste me metieron dentro de una caja, mi cuerpo por un lado y los brillantes por otro. ¡Que rota estaba!
Andaba gimoteando envuelta en mi desolación cuando noté la presencia de algo.
¡¡Ozú!! un sujetapelos y yo desnudita.
¿ A qué vienen esos pucheros que hacen que tu alambre se retuerza?
¿ Pues no lo ves? se me han caído los brillantes y sin ellos estoy horrible.
¿ Con ellos lucirías más bonita? porque te digo una cosa... a mí me gustas así
Y ahí estaba yo hablando, sonrojada con el descarado sujetapelos, cuando unas gotas de algo pegajoso resbaló por mis solitarios agujeros
¡¡Que me quemooooo!!¡¡Uff!!... ya no...¡¡ que alivio!!
¡¡Ahh!! si me han pegado los brillantes
Bueno, después del susto ya os puedo decir que luzco de nuevo muy bonita, aquellas gotas de eso tan pegajoso hizo que el sujetapelos y yo nos abrazásemos y ya nunca
nos hemos podido
despegar.Así que¿ qué os voy a contar que no halláis descubierto ya? ... Soy una horquilla, pero eso si... con novio, un bonito y descarado sujetapelos
Nací un día del mes de noviembre entre llantos y sonrisas y aunque el olvido se adueñó de mi memoria, se que en ese insta
nte adquirí un compromiso: vivir y una única obligación: darle contenido.
En aquel momento la vida puso ante mí un libro en blanco rodeado de actos, pensamientos, sensaciones y aptitudes, creándome la obligación de escribir con ellos correctamente sus páginas, dándome al mismo tiempo la libertad de equivocarme y poniendo en mis manos las herramientas adecuadas para corregir los errores.
No es la vida la que está obligada a darme lo que espero de ella, aunque en el caminar me empuje la esperanza, por el contrario, es ella la que espera de mí que cuando escriba la última página y ponga fin a mi libro, me despida con una sonrisa en el rostro y el agradecimiento dibujado en el corazón.
Dependiendo de como escriba el libro me despediré sintiéndome más o menos afortunada de haber paseado por el frondoso bosque que es la vida.
Cómo hacerles entender
que necesito batir mis alas,
moverlas con el viento
atravesando montañas,
que quiero sentir en mi cara
el frescor de la alborada
y oler con mi pico
el verdor de la hierba mojada.
Cómo hacerles entender
que en esta jaula me siento
sin vida, se apagan mis cantos,
me siento en la nada,
que quiero picotear el trigo
que el alpiste me empacha,
que el columpio en el que bailo
me aburre y me espanta.
Cómo hacerles entender
que necesito los árboles y las ramas,
que quiero en sus verdes hojas
envolver mis nidadas
y acariciar con el pico mis crías
sin ojos y sin miradas.
Os lo ruego...¡¡ abrirme ya la jaula!!