El Piano

jueves, 21 de enero de 2010

LOS MANDAMIENTOS


Con cientos de mandamientos nos encarcela la vida, unos nacen con nosotros...comer, vestirse, dormir,trabajar,
otros, impuestos por el orden social, nos obligan a comportarnos de una manera ya establecida... la rutina, la urbanidad, la educación,
y otros, mutables y de libre elección, son los llamados morales que aunque generalmente son comunes cada uno de nosotros tiene, aún sin saberlo, sus propios mandamientos y según establezcamos su prioridad nos harán únicos.
Básicos y sencillos, al alcance de nuestro corazón y de nuestra mente, nos están esperando para otorgarnos o quitarnos parcelas de felicidad.
Podría llenar páginas enteras si quiero nombrarlos todos, pero hay uno solo que los aglutina:
AMAR,
para ello solo tengo que estar en paz, calmar la ansiedad y sumergirme en las aguas profundas de la vida: contemplar el mar en calma o las olas agitadas por la tormenta, el aura de la luna llena, el rabo inquieto y agradecido de mi perro, el amanecer luminoso y el rojo oscurecer del ocaso, oler la hierba mojada, el aroma de mi rosal, el pan recién horneado, el tomillo, el romero, dejar que la música me arrulle, oír un verso, una canción, el ronroneo del gato, el te quiero de mis hijos, el abrazo de un amigo, una mirada profunda, una piel acariciadora, la sonrisa del niño, sentir con la cabeza y pensar con el corazón.
Todo ello hace posible que me quiera, que me deje querer y que os pueda querer.
Este es mi mandamiento.

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