Muchos y agradables recuerdos viajan por mi memoria, acuden a mí acompañados de pausadas melodías y exquisitos olores. En medio de todos ellos, queriéndose colar para tener protagonismo, se asoman fugazmente recuerdos dolorosos. Mi voluntad logra esconderlos ¿ para qué evocarlos ? enterrados callan sus voces dejándome degustar las buenas sensaciones que a lo largo de mi pequeña historia me otorgó la vida. 

Retrocediendo hasta los primeros meses puedo ver y sentir los arrullos que mi madre me daba, tumbadas en la cama, cuerpo con cuerpo, sus cálidos brazos me apretaban a unos pechos que se me ofrecían generosos.
la alegría y el cariño de los cantos que mi padre me dedicaba junto al amor y los juegos de mis hermanos hicieron de mi infancia algo inolvidable.
Más allá marcando el paso de la niñez a la adolescencia....... mi primer beso de enamorada.
Sólo tenía 13 años y ya hacía un año que mi joven amor me rondaba. Alto, delgado, con pantalón corto y cartera de tirantes, día a día me esperaba a la salida del colegio para acompañarme, en silencio, hasta mi portal, donde con los ojos chispe
antes y timidamente me decía adiós.
- De hoy no pasa - se atrevió a decirme un día
- dame un beso.
- dame un beso.
Yo avergonzada negaba con la cabeza, pero tal fue su insistencia que claudiqué.
- Si apruebo los exámenes te lo doy - le dije.
Una semana eterna nos espero aquel beso.
Salieron las notas y el fiel y constante novio vino tras de mí hasta el instituto.
Allí estaba, destacando sobre los demás, mi APTO con sobresaliente.
Aquel papel fue el inicio de largas conversaciones y cálidos abrazos, pero antes de esto hubo que dar ese paso para nosotros tortuoso.
Decidimos que
el mejor sitio para ello sería....... por ejemplo el parque del Retiro, allí había poca gente.
Nuestros pies, con alados calcetines, nos llevaron veloces hasta aquel bosque que creíamos vacío.
Pero no, había seis, siete u ocho personas, muchas para un primer beso furtivo.
Los árboles nos veían pasar bajo las ramas, sus arrugas parecían llamarnos
- aquí, aquí, yo os cobijo,
pero siempre aparecía alguien y el mejor de los momentos tenía que esperar.
Por fin, al dar la vuelta a un recodo, sin previo aviso, mi amor se lanzó hacia mí y con un tibio pero acogedor abrazo sus labios rozaron los mios,
Fue el preludio de muchos otros besos, quizás más apasionados, sin tantos miedos ni vergüenzas, pero el olor del parque y el sabor dulce, exquisito y entrañable de aquel primer beso, sellaron en mi corazón un recuerdo que al evocarlo aún hace temblar mi cuerpo.
¡¡Como me gustó !!