Los bolsillos de mi padre, como un viejo desván, guardaban siempre tesoros escondidos.
Demasiad

Tras la puerta, esperando su llegada, mi fantasía volaba hasta el deseado escondite imaginando que podría haber, porque siempre había algo y si al buscar lo encontraba vacío, él metía en sus bolsillos las manos y las sacaba llenas de caricias y esto... también me gustaba.
El recuerdo de su sonrisa pícara y sus ojillos alegres al observar mi impaciencia, vaga por mis sentimientos y una nube de nostalgia, que no de melancolía, me envuelve.

Cuando el olvido se adueña de mí y todo lo aprendido se me esconde, saliendo de mis recuerdos, él extiende sus manos poniendo luz en la oscuridad.
" Padre, llenaste mis bolsillos de muchas cosas y hoy cuando mis hijos y nietos, como en un viejo desván, meten las manos en ellos, siempre encuentran, como yo encontraba en los tuyos, un cálido e inagotable caudal de caricias.
¿ Sabes ?... también hay algo que continuamente se escapa de ellos, una eterna caricia que llega hasta donde tu estás... el infinito.

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