Quizás porque ya antes de nacer se me quería. Aquel vientre que crecía y con sutiles movimientos anunciaba la vida que estaba por llegar, atraía hacia si todas las miradas.
Hija única entre dos varones fui para mi madre la muñeca a la que vestir y peinar ayudandole a salir de la rutina monótona y cotidiana, para mi padre aquella a la que proteger y vigilar y para mis hermanos el objeto de sus juegos infantiles
¿ Que por qué soy como un ombligo ?, quizás porque en mi juventud salí de casa con una bandera roja en la mano y un grito en la garganta que decía libertad, y eso hacía girar hacia mi las miradas recelosas de los que me querían haciendome sentir importante.
Quizás porque entre chiste y discursos fui la cabecilla de mis amigos y eso hacía crecer mi orgullo.
Porque conseguí en el amor aquello que deseaba y la vida a través suyo puso en mi sus semillas.
Porque cuando una de esas semillas voló en un suspiro de tiempo hacia la eternidad , el recoger mis lágrimas se convirtió en objeto principal para mi familia.
Porque cuando la vejez llamó a la puerta fui el sostén para mis padres; y ahora que esa misma vejez me invita a mi a aceptarla los hijos que ayude a crecer me llaman, me reclaman, me necesitan y giran a mi alrededor tejiendo un entramado del que no quiero salir.
Porque nací del ombligo de la tierra y es él mismo y la gente que me rodea los que hacen de mí un ombligo.
No es difícil serlo, lo difícil es acallar entre sus pliegues el ego orgulloso que clama insistentemente por salir.
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