El Piano

miércoles, 9 de diciembre de 2009

PROHIBIDO PROHIBIR





Aprisionada en el pecho de Marina vivía una época de inquietudes y desasosiegos. Como un acogedor útero su pecho me protegía, con celo, alimentándome de esperanza. Me hacía crecer cada vez que, esquivando hediondos uniformes grises, escrbía, con letras muy grandes, mi nombre por las callejuelas y esquinas, o cuando con grandes brochazos tapaba insidiosos carteles de PROHIBIDO y en secreto de sus labios se escapaban letras prohibidas de prohibidas canciones.
Un esperanzado mundo con libertad fluía de sus ojos cuando, desde mi calabozo, yo la hacia sentir viva y ella entonces transformaba mi desesperanza en lucha, abriendo nubes de futuro ante mí.
Frágil y quebradiza crecía, impetuosa, dentro de ella esperando mi nacimiento.
Muchos años duró mi gestación, cientos de pechos y voces gritando mi nombre me dieron vida y aunque no nací con un pan debajo del brazo, si que traje, a este mundo, un tatuaje grabado en mi piel, donde se podía leer: PROHIBIDO PROHIBIR.

Firmado:

LA LIBERTAD




miércoles, 2 de diciembre de 2009

PORQUE SOY COMO UNA RUEDA





No sé si el destino existe o si alguien se inventó esta historia para justificar éxitos y fracasos, lo cierto es que, en un interminable flujo de idas y venidas, el binomio de sentimientos, ideas e ilusiones se termina aparcando en la rutina y el espíritu cazador de mis sueños se siente impotente ante la inexorable rueda que es mi vida.
Aceptar que gira una y otra vez hacia situaciones conocidas y rutinarias, es la solución que me permite diferenciar en la rueda de mi existencia diferentes potenciales y ella, con su voltear, me ofrece la constante satisfacción de reconocer las pisadas que voy dejando en las arenas de mi camino, pudiendo trucar errores por aciertos, fracasos por éxitos, odios por amores, recuperar sueños perdidos y gracias a que soy como una rueda mi vida, entera, gira siempre conmigo.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

NOSTALGIA

Sentado en un banco de la rambla, cuento las mujeres con las que me gustaría acostarme.
¡¡ Increíble !! no pasa ni una sola con la que mi imaginación no se dispare y en mi cara no se dibujen sonrisas, claro que diferentes, a veces de complicidad, a veces interrogantes y otras, las más, de resignación.
Nunca hay respuesta, como mucho miradas de desdén o de indiferencia.
Mis dedos se amontonan intentando sumar, no tengo bastantes y me lío, ¿ y si me atreviera a pedirle al viejecito sentado a mi lado que me preste sus manos ? Pero...no, sería peor, seguro que romperían en pedazos la tibia esperanza que acompaña mis deseos.
Miro las mías, tampoco son jóvenes, cientos de surcos dibujando seniles arrugas, me devuelven a la realidad. Miro el bastón, ya ajado por el uso, donde se sostienen mis pasos y una nube de melancólicos recuerdos se apodera de mi mente.
¡¡ Si ella estuviera aún aquí !! con cuanto amor la mirarían mis ojos y seguro que con una pícara sonrisa de complicidad me diría
- ¡¡ cómo me gusta acostarme contigo !!

domingo, 1 de noviembre de 2009

SOLEDAD


Con ojos ansiosos mira la puerta que ninguna mano abre, su piel solo acariciada por la pequeña gata, tiembla en la desesperanza y el aire inmóvil reseca su garganta por donde escapa un suspiro que hiela su corazón.
Sentimientos de desamparo pueblan su alma y la nada enmudecida le envuelve.
Solo el tic-tac del reloj, perpetuo compañero, suena imparable rompiendo el silencio.

SI AQUEL PRIMER DIA........


Si aquel primer día él no me hubiera besado esta carta tristemente no existiría.
No llegué a ver tu cara, ni a acariciarte las manitas, me perdí el gozo de ponerte sobre mi pecho y tuve que cantarte deliciosas nanas con los ojos cerrados mientras imaginaba que te mecía. No velé tus noches ni te bajé las fiebres, no hubo un primer día de colegio ni pude secar tus lágrimas por amores no correspondidos pero... durante muchos meses nos dijimos silenciosas palabras, tu alma y la mía se fundieron en una sola. Al tiempo que mi vientre crecía y los pequeños movimientos de tus escondidos pies me acariciaban por dentro, forjabas un rincón de luz en mi corazón.
Hoy tu imaginada carita pone rayos de sol en mi mirada y se que las nanas, que te sigo cantando, las arrastra el viento hacia donde tu estás.
La noche en que te fuiste me rompí pero...
si aquel primer día él no me hubiera besado este amor que celosamente guardamos tu y yo tristemente no existiría.

lunes, 19 de octubre de 2009

DOMINGO


¿ Un día cualquiera ?
No, los domingos son siempre especiales, incluso aquellos en que no ocurre nada extraordinario.
¿ Tú pones el despertador? ¿ a qué no? ¿ acaso no arrastras el pijama que envuelve tu pereza con gran dulzura casi hasta la hora de comer ?
Y si sales a la calle ¿ no huele a algo distinto ? A mí me huele a churros, porras, vermut.. y mi estomago chilla de hambre al oler el aroma que vuela desde las ventanas de las cocinas.
Si te acercas a por el periódico, ese que solo lees los domingos porque no tienes que ir al curro, tendrás que hacer cola porque es el día que regalan, con el suplemento, CD, vajillas, relojes, etc. tambien podrás ver a la gente coquetamente adornada.
¿ y el almuerzo ? esto ya varía. Si estás solo podrás dormirte en el sofá la peli de la semana ya que gracias a no se quien, las fotonovelas en domingo no existen.
Si tu familia te rodea seguro que habrá un guiso especial. Claro que después del guiso se repetirá la rutina, de esta no te salvas, quitarás la mesa, lavarás los platos y con un poco de suerte saldrás de paseo al parque con los niños o al cine con tus amigos, si no es asi, te tragarás el fútbol.
En fin, que el domingo se acaba y te tendrás que poner el pijama y encender de nuevo el despertador, hay que acostarse pronto porque el día siguiente es el odiado lunes.
Pero.. ¿ a qué te gustan los domingos ?
No te preocupes no se acaban, domingos hay muchos, los hay alegres, especiales, de resurrección, de pascua, de puente.
¡ Ah ! y también hay domingas pero... eso es otra cosa.

viernes, 9 de octubre de 2009

PACIENTE ESPERA

Demasiado tarde para salir en busca de su compañero, con la mirada impotente observa el sueño de sus pequeños y lanza un quejido, quiere que regrese.
Su llanto rompe el silencio inquietante de la noche.Se levanta, asoma su cabeza por la puerta de la cueva y repite la llamada lastimera, pero el eco imparable no debe de llegar hasta él porque no vuelve.
Hace días que se fue siguiendo el misterioso rastro de comida.
Resignada a la ausencia de su amante se tumba acurrucada al calor de su prole. Esperará al alba, cuando el sol salga de nuevo ella lamerá sus lomos y se dejará acariciar por los pequeños hocicos que la buscarán hambrientos.
Después, irá a buscarlo.

domingo, 4 de octubre de 2009

MI PLUMA

Arma que me llamas sin atender el momento ni la hora, arma incontrolada y avasalladora que plasma en un trozo de papel mis impulsos más intimos, me dominas y sin embargo me envuelves con tu caricia.
Arma que derrochas letras y más letras, que corres y vuelas impulsada por no sé que afan. Dibujadora de ideas, pintora de sueños, parturienta de emociones, calcadora infatigable de mi ser, expresión fiel de mis luces y mis sombras.
Arma dócil que frenas cuando necesito aliento, no dejes de llamarme, estate siempre presente en mis días y mis noches.
Necesito tu silenciosa ayuda, tu tacto provocador.
" Pluma ", fiel amiga, vuela siempre a mi lado.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

CARMEN


No nos abrigó el mismo vientre ni fueron los mismos brazos los que nos mecieron al compás de viejas nanas, nuestros curiosos ojos descubrieron, al abrirse, miradas diferentes pero pasamos por la niñez con el sabor de las milhojas, correteamos juntas tras coloridas pelotas y saltamos a la comba, jugamos al truque con adoquines encontrados por las aceras y nos educó el mismo colegio. El largo camino que nos devolvía desde sus puertas a casa consiguió unirnos, crecimos juntas llenas de alegría y cargadas de esperanza.
Aprendimos a bailar el rock-and-roll, a palpitar ante la mirada de los chicos y llorando con las canciones de Adamo soñamos con el primer amor.
Cupido nos observaba y solícito acudió a nosotras disparando sus saetas. Nuestros noviazgos fueron cortos y con escasos días de diferencia puso sencillos anillos en nuestros dedos.
Las playas y ciudades de Mallorca las recorrimos juntas, fue una bonita luna de miel cargada de comidas, bailes, baños y risas.
Cuando la vida nos dio hijos maravillosos, sus juegos y travesuras, en común, terminó de estrechar nuestros brazos.
No tuve una hermana que llevara mis apellidos, nunca la eche de menos, tu ocupaste su lugar, y cosas que ocurren, físicamente nos parecemos, nadie duda que lo seamos y esto... a mi me encanta.
Cuando cierro los ojos y miro hacia dentro, allí, en el hueco donde se cobijan mis padres, hijos, nietos y hermanos, estas tú. Os veo a todos juntos en un infinito y eterno abrazo. La fuerte esperanza de estar siempre a tu lado envuelve los tiernos recuerdos grabados en mi corazón.
Ni tú ni yo sabemos medir cuanto nos queremos per0...¡¡ es tanto !!
Después de que esta vida se nos acabe y solo seamos un maravilloso recuerdo para nuestros hijos, después, aún después, te seguiré queriendo.

jueves, 11 de junio de 2009

NO MIRE A TRAS NI UNA SOLA VEZ

Había llegado hasta allí después de haber tenido un bonito sueño que me despertó temprano. Necesitaba respirar aire limpio, oler a árboles, a hierba, olvidarme del ruido de los coches, del trabajo, de los problemas de cada día.
Por un sendero bordeado de abrazados árboles se podía acceder al bosque.
Caminaba bajo los rayos del sol que a trompicones se filtraba entre las altas piedras y los arrugados troncos, creando caprichosas sombras.
Mis zapatillas hacían música al pisar las hojas secas que sin consideración se enredaban en mis cordones.
Las extrañas formas de los árboles y de las pequeñas rocas arrastraron mi mente al mundo mágico de los cuentos, el fuerte olor a infancia inundaba el paisaje y en un abrir y cerrar de ojos, envueltos en nubes de fantasía los vi a todos: gnomos, elfos, campanilla, trasgos y hasta una bruja haciendo pócimas en su perola.
Se movían con gracia, cada uno a lo suyo. Campanilla revoloteaba de hoja en hoja. Con sus alas transparentes dejaba tras de sí estrellitas de colores que un trasgo juguetón, a saltos, intentaba coger, aunque ella traviesa lo esquivaba sin cesar; esto provocaba risas en la bruja que sin parar de remover el cucharón del puchero miraba por la ventana de su cueva.
- ja, ja, te pillará, Campanilla
Picarona y mal intencionada soplaba el fuego provocando golpes de humo, que escapándose por la chimenea volaban hacia campanilla queriéndola envolver en su espesura, pero la pequeña mariposa, con increíbles movimientos se alejaba de él y soltaba con más gracia aún sus estrellas de colores.
Entre los matorrales, los gnomos laboriosos canturreaban canciones desconocidas mientras realizaban sus tareas, los elfos recogían hojas de matorrales y arbustos que una vez limpias transportaban en pequeñas carretas a un taller alquímico donde se podía leer, a la entrada... " botica".
Yo miraba sin parar a unos y a otros
-no es posible que pueda estar viendo esto- me decía
De alguna manera que no quiero saber, uno de los elfos se acercó a mí y con un suave lenguaje me dijo
- es posible, en este momento eres una niña, si lo deseas puedes formar parte de este cuento.
De un salto cruce los pocos escalones que me quedaban de realidad y lo mismo que Alicia, entre en el país de las maravillas.
Mis pupilas brillaban como espejos y se movían inquietas mirando asombradas el poblado de pequeñas casitas pintadas de colores y tejados de paja
Una murga de gnomos vino hacia mí haciendo sonar extraños instrumentos de donde salían alegres melodías, sus saltos y volteretas les daba un aire divertido que me hizo reír.
Me llevaron hasta la plaza donde un pequeño mercado exhibía caramelos en forma de flores, frutos exóticos de riquisimo sabor y jugosos zumos. Me hicieron bailar, cantar y horas enteras jugué con todos ellos.
Al final del día,con la tripa bien llena de sabrosos manjares, acostada entre gnomos, oí increíbles aventuras que la mamá, incansable, nos contó hasta dormirnos.
No recuerdo si soñé pero si pude oír una voz que me decía
- cuando se acabe este sueño atravesarás el mundo de fantasía, si no quieres olvidarlo y deseas volver alguna vez, al salir del bosque no mires atrás.
Desperté sentada en una piedra, enfrente de la cueva donde restos de fuego me hicieron recordar a la bruja y su perola.
Salí del bosque contenta, feliz, agradecida y para no olvidarme no miré hacia atrás ni una sola vez.

viernes, 8 de mayo de 2009

EL VIEJO TREN


Tú, silbas a lo lejos.
Veloz y coqueto te deslizas entre raíles que han atravesado campos y surcado estrellas, traes sobre ti aromas de jazmines, olores a trigo recién segado, sabor a brisas marinas y a humos de ciudad.
Yo, mudo y estático, levanto miradas de admiración.
Ojos infantiles investigan, con ansiedad, mis viejos vagones de madera haciéndome evocar el viejo traqueteo y envuelven con cálida alegría mi soledad.
Tú, silbando, rejuveneces mi vejez.
Yo, en silencio, te asomo a la historia.
Y juntos, tú y yo, recorremos un viaje siempre el mismo, siempre diferente.


miércoles, 29 de abril de 2009

ME ACUERDO

Muchos y agradables recuerdos viajan por mi memoria, acuden a mí acompañados de pausadas melodías y exquisitos olores. En medio de todos ellos, queriéndose colar para tener protagonismo, se asoman fugazmente recuerdos dolorosos. Mi voluntad logra esconderlos ¿ para qué evocarlos ? enterrados callan sus voces dejándome degustar las buenas sensaciones que a lo largo de mi pequeña historia me otorgó la vida.
Retrocediendo hasta los primeros meses puedo ver y sentir los arrullos que mi madre me daba, tumbadas en la cama, cuerpo con cuerpo, sus cálidos brazos me apretaban a unos pechos que se me ofrecían generosos.
la alegría y el cariño de los cantos que mi padre me dedicaba junto al amor y los juegos de mis hermanos hicieron de mi infancia algo inolvidable.
Más allá marcando el paso de la niñez a la adolescencia....... mi primer beso de enamorada.
Sólo tenía 13 años y ya hacía un año que mi joven amor me rondaba. Alto, delgado, con pantalón corto y cartera de tirantes, día a día me esperaba a la salida del colegio para acompañarme, en silencio, hasta mi portal, donde con los ojos chispeantes y timidamente me decía adiós.
- De hoy no pasa - se atrevió a decirme un día
- dame un beso.
Yo avergonzada negaba con la cabeza, pero tal fue su insistencia que claudiqué.
- Si apruebo los exámenes te lo doy - le dije.
Una semana eterna nos espero aquel beso.
Salieron las notas y el fiel y constante novio vino tras de mí hasta el instituto.
Allí estaba, destacando sobre los demás, mi APTO con sobresaliente.
Aquel papel fue el inicio de largas conversaciones y cálidos abrazos, pero antes de esto hubo que dar ese paso para nosotros tortuoso.
Decidimos que el mejor sitio para ello sería....... por ejemplo el parque del Retiro, allí había poca gente.
Nuestros pies, con alados calcetines, nos llevaron veloces hasta aquel bosque que creíamos vacío.
Pero no, había seis, siete u ocho personas, muchas para un primer beso furtivo.
Los árboles nos veían pasar bajo las ramas, sus arrugas parecían llamarnos
- aquí, aquí, yo os cobijo,
pero siempre aparecía alguien y el mejor de los momentos tenía que esperar.
Por fin, al dar la vuelta a un recodo, sin previo aviso, mi amor se lanzó hacia mí y con un tibio pero acogedor abrazo sus labios rozaron los mios,
Fue el preludio de muchos otros besos, quizás más apasionados, sin tantos miedos ni vergüenzas, pero el olor del parque y el sabor dulce, exquisito y entrañable de aquel primer beso, sellaron en mi corazón un recuerdo que al evocarlo aún hace temblar mi cuerpo.
¡¡Como me gustó !!

domingo, 26 de abril de 2009

A CADA PLATO SU RELATO

Cuando mi padre dijo - nos vamos al pueblo - los recuerdos dibujaron en mi rostro una sonrisa y evoqué las casas de piedra, los perros callejeando, los esquivos gatos, el lavadero bordeado de rosales, donde el jabón "lagarto" agrietaba las manos, las verdes explanadas cubiertas de sábanas blancas secándose al sol, y Naranjo, el asno, cargando en sus alforjas pucheros de barro con comida casera; el olor y el sabor de la panceta fileteada con navaja sobre una hogaza de pan, delicioso manjar que apenas me dejaban probar.
El pequeño coche familiar daba tumbos por la carretera vecinal que nos acercaba al pueblo. Atravesando altos pinares conseguimos llegar a la ermita, situada a las afueras junto a las eras.
La casa de mis tíos se podía divisar desde allí. Alta y de piedra se alzaba indiferente al ruido del motor. El olor a caballerizas se filtraba por las ventanillas y el sol, implacable, bañaba las eras, que mecidas por el escaso viento,
levantaba sus pajas haciéndolas revolotear a nuestro alrededor.
Escasos metros me separaban de lo que hasta ahora habían sido mis recuerdos, El patio cuajado de claveles, el zaguán, oscuro y fresco, donde el botijo era el habitante de honor, el hogar con olor a madera quemada y guisos lentamente cocinados, las enormes habitaciones llenas de baúles con mil tesoros imaginados, y el establo escondite de mis juegos donde Naranjo dormitaba feliz.
Soñaba con el amanecer, con el despertar, un buen tazón de malta con leche lleno de pan sopado y un ligero lavado de cara sería suficiente para salir a jugar al campo.
En la calle, buscando piedras preciosas , observaría atenta el desayuno de mis primos,que alegres, bajo el sol recién nacido, tomaban siempre lo mismo, no se si antes en la cocina tomarían leche o café, pero allí sobre una piedra estaba el porrón luciendo su color rojo y en las manos una navaja y un trozo de tocino que cortaban con gran soltura.Debo confesar que pasaba cierta envidia.
Jugando, frente al establo, pasaría la mayor parte de la mañana mientras impaciente esperaría la hora de montarme en Naranjo, la hora de la comida, la hora de ir al monte.
Encima de sus alforjas, bordeando con mis piernas los pucheros calientes, caminaríamos hacía los pinares donde con arte los vecinos del pueblo recogían, en pequeños tiestos, la resina.
Una vez allí un silbato llamaría a los hombres que trabajaban, mientras las mujeres, a las que yo pretendía ayudar, estenderían un mantel en el suelo y colocarían sobre él los pucheros y como no, un buen plato de tocino entre vetado que daba un toque de apetitosa gula a la peculiar mesa.
Por la tarde, después de hacerle descansar sobre paja fresca, me montaría en Naranjo y él paciente me daría vueltas bordeando el pueblo. Siempre tenia una bondadosa mirada para mí y con su hocico, simulando risas, me mostraba sus grandes dientes mientras que de su garganta salían rítmicos rebuznos.
Eran veranos felices, llenos de olores y sabores, hoy lo que con más nostalgia recuerdo es aquella panceta con hogaza de pan que apenas probaba y a la que mis ojos de niña miraban con deseo, y como no, a Naranjo, el asno, que paciente y cariñoso cada día me dejaba montar en él.

miércoles, 22 de abril de 2009

DULCE DISCUSIÓN ( basada en un relato anterior)

Manuel, de mercadillo en mercadillo, hacía semanas que se había ido de casa.
Tania, la gitana, cuidaba a sus cuatro churumbeles y limpiaba escaleras de algunos payos que vivían en grandes casas. Por las noches apenas sonaba el timbre del teléfono lo descolgaba, ansiosa, por escuchar a su gitano.
- ¿ cómo están los churumbeles ?
- te echan de menos
- en cuanto arregle la fragoneta voy pa ya
- ¿ vendiste todo ?
- no, aún no, me quedan unas cuantas braguis, estas payas son mu agarrás
- y los malecotones ¿ cómo van ?
- ¡¡ podríos !!
- ¡¡ ay, mama !! seguro que los pones mu baratos y no se fían
- ¡¡ que va !! que se ve que son frescos
- pos vente pa ca, a los churumbeles les va a salir la barba y además no se acordan de ti
¡¡ ainnsss, mi gitana !!.......... que no puedo
- a ver ¿ por qué ?
los frenos de la fragoneta tan estropeaos
- ya te dije que la llevaras al taller
- y lo hice, pero no me llega el parné
- no, si querrás que te mande yo algunas perras
- pos no estaría mal, aquí los primos quieren que invite de vez en cuando, digo yo
- pos que te inviten ellos
- ¡¡ ainnss mi gitana, que agarrá eres !!
- y de las zapatillas ¿ qué ?
- na, si es que son números mu bajos y no entran en los pies de las payas
- pos las estiras con cartones, que te lo tengo dicho
- mi gitana
- ¿ qué ?
- que me acordo mucho de ti
- ¡¡ ay mama !! y yo de ti que las sábanas tan mu frias
- pos así tienen que seguir hasta que yo vuelva
- pos ven ya, que el primo de al lao las quiere calentar
- ¡¡ ay mi gitana !! que ma pones celoso
- pa eso lo digo
- pos mañana mesmo meto las braguis, los malecotones y las zapatillas en una caja y sin frenos ni na voy pa ya
- ese es mi Manuel. Así, decidio. Estoy segura que con los celos que me tienes eres capaz de venir sin frenos y aterrizar encima de mi
- ¡¡ mi gitana !!
- ¿ qué ?
- na, que te quiero
- ¡¡ ay mama !! y yo a ti.

miércoles, 15 de abril de 2009

UN DIA DE SUSTO



Me llamo Marina y tengo 10 años. Vivo en un barrio de una ciudad muy grande y bonita. Tiene muchos árboles
de donde caen unas florecillas blancas que me gusta comer y mi calle está llena de tiendas pequeñas, la del "Donato" el tendero, la de la "Soco" la cacharrera, donde compro los sacis y los chicles y también cambio las novelas de guerra y los cromos de mi hermano. Hay una farmacia y la señorita Elda que nos despacha es muy simpática. En la esquina hay una vaquería con un olor que nos marea mucho pero a mi me gusta mirar dentro cuando Paco, el lechero, ordeña las vacas, porque la leche cae a un cubo gris de metal desde unos pezones enormes y hace mucha espuma, las oigo mugir y eso no me asusta pero sus ojos tan grandes a veces me miran mucho y quiero salir corriendo. No se si algún día me atreveré a decirle al lechero que me deje tocarlas, quiero hacerlo pero tendrá que estar él a mi lado por si me muerden o me dan con su rabo tan largo.

A veces las saca a pasear por mi calle, llevan unos cascabeles y los niños los oímos y entonces corremos a verlas y nos entra la risa porque Paco lleva un palo y les da con él en el culo.
El otro día pasé mucho miedo, mi mamá me había hecho un abrigo rojo muy bonito que hacía juego con un gorro que era rojo también, y como era domingo me lo puse para ir a la iglesia del cole.
Cuando salí a la calle yo miraba mis zapatos de charol que me gustan mucho y estaba embobada con ellos y no oí los cascabeles pero si los mugidos y volví la cara y vi muchas cabezas con cuernos muy grandes. En la radio había oido que los toros siempre van al color rojo y que te atacan, así que salí corriendo y gritando y me metí en un portal, llame a una puerta que yo no conocía, la señora que abrió me preguntaba que por qué lloraba pero yo no podía hablar del susto, me sentó en una silla de la cocina y me dio un vaso de agua mientras intentaba que dejara de llorar, también me ofreció galletas y poco a poco se me acabaron las lágrimas, entonces le conté que venían muchos toros detrás de mí y como mi mamá me había puesto mi abrigo nuevo que era rojo me daba miedo que me atacaran, ella se sonrió y me cogió de la mano, me llevó hasta el balcón y me dijo que mirara, entonces vi a Paco dando con el palo a un culo y oí los cascabeles y me eché a reír porque aquellos toros no eran toros eran las vacas del lechero dándose un paseo.
Después el susto se me pasó y la señora y yo nos reímos un buen rato.
Desde entonces todos los domingos que me pongo mi gorro y mi abrigo rojo subo a casa de María y ella me da galletas que me como sentada en la silla de la cocina mientras que las dos nos morimos de la risa.

martes, 14 de abril de 2009

TIERRA

Me llamo Gaia, nací un día sin principio ni fin en medio de una mágica explosión del universo, mi padre.
Nubes algodonadas y vientos danzarines acunaron mi venida mientras miles de haces luminosos y truenos ponían música de fondo.
Debí de ser hermosa porque enseguida un pretendiente comenzó a girar a mi alrededor, la Luna, pequeño satélite al que muchos gustan de llamar Selene. Bello pero tímido siempre me muestra la misma cara, no como yo que coquetamente giro alrededor de una bola de luz que cada día me hace cambiar de posición.
Era un lindo y agraciado mundo de extensas explanadas repletas de una arena fina como el talco, grandes y gigantescos bosques me llenaban de verdor, generando con su respirar vida incesantemente, montañas que con orgullo se elevaban a lo alto queriendo tocar las nubes, pequeños y grandes riachuelos correteaban traviesos inundándome de frescor y sonido; seres increíbles reptaban por mis verdes praderas mientras otros trepaban persiguiéndose divertidos entre los árboles, pequeños roedores horadaban la tierra para mecer a sus crías; al norte y al sur masas flotantes de hielo se erguían majestuosas cobijando, entre sus escalones, seres vestidos de etiqueta que caminaban a trompicones; el aire, repleto de oxígeno, impulsaba con gracia el bailoteo de las aves que en grandes bandadas volaban entre las nubes surcando mis cielos dibujando en ellos divertidas piruetas; el mar, como un gran zafiro azul y cristalino, dejaba ver su interior en donde multitud de peces, de diferentes tamaños y colores, hacían muecas con sus gordinflones labios al tiempo que con sus aletas parecían decir adiós; y envolviendo todo este mundo pleno de vida el cielo, de color intenso, ponía su toque regalándome cada noche infinitos farolillos de luces que parpadeaban haciendo guiños a mi pretendiente.
Todo era un proceso que se completaba entre sí perfectamente; todos convivían en calma, la vida se iba desarrollando lenta pero imparablemente hacía la armonía. Todo en mí era perfecto, pero....... la perfección aburría a los dioses y con el privilegio que tienen de hacer y deshacer no se les ocurrió otra cosa que crear un ser único e inteligente, capaz de pensar y utilizar aquello que inocentemente yo ponía a su alcance.
Al principio fue divertido, yo les veía crecer y multiplicarse al tiempo que exploraban mis entrañas, descubriendo en ellas tesoros escondidos: el fuego, los metales, las semillas, etc.
Poseían, como hijos de dioses que eran, conocimiento y sabiduría, utilizándolos sembraron campos, trabajaron metales, domaron el fuego, recogieron frutos de los árboles, se alimentaron de los peces de mis aguas y construyeron poblados y ciudades.
Yo como cualquier madre tolerante les veía hacer.
En tanto que su habilidad crecía, su interior se iba transformando. Por sus ojos se asomaron la codicia, el odio, la envidia y con todo ello hicieron un coctel donde la armonía y la paz no tenían cabida.
No sólo destruyeron mis árboles, contaminaron con productos venenosos mis aguas, cambiaron el azul intenso del cielo por un gris repleto de humo, minaron mi vientre con explosivos para sacar de él mi sangre y mis fluidos, consumieron mi oxígeno añadiéndoles sustancias irrespirables, horadaron mi atmósfera, rompieron mis hielos y extinguieron razas enteras de animales, también nació entre ellos el rencor y se sumergieron en grandes luchas donde los poderosos abatían sin piedad a los más débiles.
Yo gritaba sacudiendo mis mares, mis tierras, les mandaba avisos cada vez con más fuerza: terremotos, huracanes, riadas, inundaciones, sequías; pero el ansia de poder y de dominio no les permitía oír ni escuchar mis lamentos.
Hoy rota, casi destruida y apenas sin recursos quisiera hacer una llamada a todos aquellos humanos que sienten dentro de sí mi dolor, que palpitan a mi ritmo o, que luchan con ahinco por ayudarme, porque saben que ayudándome a mí se ayudan ellos mismos.
Mi llamada es un grito de advertencia pero, como madre que soy, también pongo en mis labios y mi garganta una inequívoca y prometedora palabra: ESPERANZAZA

martes, 31 de marzo de 2009

MAGIA

Amarte en silencio sin esperar nada
es susurrarte al oído cálidas palabras,
besarte los labios, los ojos, la cara,
envolver tu cuerpo con caricias deseadas
enredarme entre tus piernas mientras tu me hablas
acercar mi mejilla a tu pecho sintiendo tu mirada
que enredes mi pelo, que acaricies mi espalda
sentir sobre mi piel tus fantasías deseadas
y tu sexo sobre mi sexo alimentándolo de sabia.
Amarte en silencio sin esperar nada
es hacer del amor un sueño
y de la pasión............magia.

ENCUENTRO INESPERADO

Aquel vídeo nos había mostrado unos saltos de agua impresionantes en mitad de la selva y tras los preparativos, cargados de ilusión, emprendimos el viaje.
La selva nos acogió misteriosa y excitante, sus malezas y altos árboles nos impedían ver apenas unos metros a nuestro alrededor. El sol timidamente se filtraba entre las espesas ramas que altivas y enamoradas se enredaban unas con otras. Nuestros pantalones, estrenados para la ocasión, solo eran trozos de tela jironados y descoloridos, las mochilas parecían haber engordado haciéndose cada vez más pesadas. La fatiga nos iba atrapando haciendo nuestros pasos lentos y torpes.
No podíamos estar muy lejos, hasta nosotros llegaba el olor húmedo y el chapotear del agua al caer desde lo alto.
¿ Cómo salir de esta encrucijada de lianas y hierbas en que habíamos caído?
Imitando a los héroes de las películas , tantas veces vistas, nuestras manos inexpertas hacían bailar los machetes cercenando todo lo que se ponía a nuestro paso.
Fue en un abrir y cerrar de ojos que la planicie apareció adornada de altas montañas, preñadas de musgo, se alzaban cubiertas por cortinas imparables de grandes cascadas.
¡ Lo habíamos logrado ¡ El sol, que se escondía, hizo de nuestros pasos lentos largas zancadas.
Montamos las tiendas, encendimos fuego y con alegres canciones y algo de comida festejamos nuestra llegada.
El rumor del agua y el buen vino, que alguien sacó del macuto, consiguieron que nuestros ojos se fueran cerrando.
No se quien dio la voz de alarma, pero el grito nos hizo despertar. Mochilas tiradas, ropas esparcidas por el suelo, platos rotos, restos de comida entre los arbustos y enfrente de nosotros ellos: los monos.
Una familia entera de monos alrededor de la cascada hacía piruetas, unos bailaban con torpes pasos, otros tumbados en el suelo se movían como si se rascaran la espalda, algunos intentaban hacer el pino, un pequeño chimpancé saltaba de liana en liana dando alaridos que semejaban carcajadas. Y el olor, un olor penetrante al buen vino de nuestro campamento.
Era un espectáculo ver aquellos seres disfrutar ignorantes de su travesura.
Nos miraron, sus manos extendidas nos llamaban, nuestro miedo, encubierto por la intriga, no nos impidió llegar hasta ellos.
Era evidente que estaban ebrios, pero sus achicados ojos marrones brillaban de manera especial y su gesto de sonrisa se aliaba con ellos haciéndonos entender que sus manos extendidas eran sinceras. Bailamos, reímos, jugamos con ellos y como no, aún en ayunas, terminamos de beber el poco licor que quedaba en nuestras botellas ya casi vacías. Su comportamiento caprichoso y juguetón, tan parecido al hombre, nos hizo olvidar su parte de animalidad.
Hoy cuando visito el zoo vuelven a mi retina sus gestos vivaces, su mímica alegre y pienso que aquí encerrados echarán de menos, lo mismo que yo, aquella cascada que la selva misteriosamente reservaba para ellos.

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